martes, 25 de octubre de 2022

ANALFABETO EN EMOCIONES

Son muchas las personas que sufren analfabetismo emocional.
Son hábiles en el dominio de múltiples competencias, disponen de un sinfín de títulos y maestrías, pero su gestión emocional es la de un niño de tres años.
Ese aprendizaje no viene de fábrica y es una asignatura pendiente a la que deberíamos dedicar más recursos
La mayoría de nosotros sabemos cuáles son los principios de una buena salud física, a saber: una alimentación equilibrada y lo más natural posible, algo de ejercicio, dormir cada noche entre 7 y 9 horas y realizarnos revisiones médicas periódicas para asegurarnos que todo va bien.
Sin embargo, si hay algo que descuidamos casi de forma alarmante es eso que se contiene entre nuestros oídos: el cerebro, refiriéndonos no solo a ese conjunto de células nerviosas, estructuras y circunvoluciones.
Hay que centrar la atención en los indicadores de nuestra salud emocional, es decir, en esa capacidad para sentir  y gozar la vida y nuestras relaciones, en el estado de esa facultad para entender, controlar y modificar estados anímicos propios y ajenos…, 
Somos mucho más que una serie de competencias lingüísticas, matemáticas o tecnológicas.
Somos, por encima de todo, seres sociales y emocionales, dimensiones estas que quedan a menudo descuidadas, y que son poco valoradas en las instituciones educativas.
Porque, admitámoslo, de poco nos va a servir saber resolver una ecuación de segundo grado si somos incapaces, por ejemplo, de comunicarnos con eficacia y de empatizar con aquellos que nos rodean.
Cariños y sonrisas
Irene

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Cariños y sonrisas