"El sentido de propósito, la confianza, el compromiso con un modelo de futuro, la pertenencia a un grupo... son los valores que se destruyen, dejando a la víctima sola, desilusionada, desesperanzada, rota la vivencia de continuidad en su vida", apunta el psiquiatra.
Con sus capacidades mermadas ante un estado constante de ansiedad, empieza a fallar en sus obligaciones o no puede cumplir con su trabajo o no atiende a sus hijos tan bien como antes o le va mal en los exámenes.
Y su fracaso refuerza su baja autoestima.
Y la víctima termina creyendo que la culpa del abuso es de ella.
Antes o después, la situación traumática acaba produciendo síntomas clínicos: depresión y patologías típicas de los síndromes de estrés: taquicardia, hipertensión arterial, respiración rápida y superficial, calor, sudoración generalizada, dormir poco o demasiado, trastornos alimentarios, ansiedad, desorientación, síntomas psicosomáticos e irritabilidad.
Incluso, en muchos casos de violencia psicológica, “la vivencia de estrés postraumático y el efecto del cortisol segregado en situaciones crónicas puede dejar secuelas físicas, neurológicas y cognitivas”.
Y desembocar en multitud de enfermedades graves con componente psicosomático, como fibromialgia. (Natalia Hidalgo, del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la Universidad de Granada)
Espero que les sirva, cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas