Conseguir que nos respeten es un derecho y tenemos que hacerlo valer.
Una persona respetada se siente a gusto y cómoda en los grupos sociales con los que se relaciona. También piensa que sus opiniones son importantes y las emite sin miedo a la crítica ni al rechazo.
Es capaz de defenderse cuando identifica que le atacan, porque su dignidad es más importante que evitar un conflicto con alguien que se está pasando de la raya.
Valora su bienestar y su paz interior, y ambas pasan por concebirse como una persona digna de respeto y del buen trato de los demás.
Una persona que se respeta vive en equilibrio, con su tiempo, sus obligaciones, su trabajo y su ocio.
Una persona respetada se siente a gusto y cómoda en los grupos sociales con los que se relaciona. También piensa que sus opiniones son importantes y las emite sin miedo a la crítica ni al rechazo.
Es capaz de defenderse cuando identifica que le atacan, porque su dignidad es más importante que evitar un conflicto con alguien que se está pasando de la raya.
Valora su bienestar y su paz interior, y ambas pasan por concebirse como una persona digna de respeto y del buen trato de los demás.
Una persona que se respeta vive en equilibrio, con su tiempo, sus obligaciones, su trabajo y su ocio.
Hacerse respetar es
parte del camino para valorarse y ser feliz. No perdamos la oportunidad de serlo.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas