Ayer hablábamos de la libertad de soñar y casi de la obligación de hacerlo pero una cosa es ser soñador y otra ir directos de cabeza a estrellarse.
En general, soñemos y pongámonos metas creíbles, pero no esperemos más que el sudor de nuestro propio esfuerzo, la gratificación de una tarea bien hecha.
Ataquemos las tareas de una en una. Vayamos cumpliendo las metas más chicas y cercanas para acercarnos a la meta soñada.
Contemos las horas del día; las que quedan después de las que usamos en dormir, comer, trabajar, ir de un lado a otro… ese es el tiempo real que tenemos para lo que nos proponemos, no tres veces más.
En general, soñemos y pongámonos metas creíbles, pero no esperemos más que el sudor de nuestro propio esfuerzo, la gratificación de una tarea bien hecha.
Ataquemos las tareas de una en una. Vayamos cumpliendo las metas más chicas y cercanas para acercarnos a la meta soñada.
Contemos las horas del día; las que quedan después de las que usamos en dormir, comer, trabajar, ir de un lado a otro… ese es el tiempo real que tenemos para lo que nos proponemos, no tres veces más.
Igualmente para que nos sintamos felices cada noche puede ser suficiente una tarea clara y sencilla que fuese bien realizada durante el día.
Un pequeño pasito adelante puede llenar más que muchos sin dar, o cómo dice el refranero: “más vale pájaro en mano que ciento volando”.
Para nuestra autoestima, nuestro progreso, nuestra felicidad… lo mismo: más vale saborear un logro pequeñito que castigarse por muchos que probablemente nunca se realizarán.
Vamos paso a paso, saboreando los pequeños triunfos, pero sin dejar de visualizar la meta última.
Cariños y sonrisas
Irene
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.
Todo me alienta para seguir buscando y compartiendo artículos que nos hagan sentir mejor y con mayor bienestar psicológico.
Cariños y sonrisas