El cerebro se maneja mediante conexiones químicas y eléctricas, y es adicto a eso. Los pensamientos refuerzan caminos o rutas emocionales por donde transitan dichos químicos y se hace un círculo vicioso.
El cerebro genera continuamente estos químicos, que a su vez generan emociones. Estas emociones forman y refuerzan patrones de conducta.
¿Cuántas veces nos hacemos la película, así sea imaginando algo agradable o desagradable, que no es más que ilusión?
¿Cuántas veces recreamos el pasado y construimos un futuro incierto e improbable, sin vivir el presente y alimentando emociones negativas y destructivas que no tienen lugar donde ir, salvo en el cuerpo físico, y se ven obligadas a enviar señales de ilusiones y sufrimientos?
Es una bola de nieve… Cualquier detonante sirve de disparador a las sustancias químicas del organismo, lo que sumado a los pensamientos del sujeto, que también son a su vez disparadores, genera una reacción en cadena, que además es cíclica.
Por eso cuesta tanto salir de la ilusión creada por la mente, porque estamos estimulándonos con sustancias placenteras, sustancias que la mente y cuerpo reconocen como propias y necesarias para superar situaciones.
Si no podemos controlar nuestro estado emocional es porque somos adictos a el.
Si queremos liberarnos, simplemente no nos tomemos nuestros pensamientos demasiado en serio.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas