Hay algo que tenemos que hacer porque es importante o porque no hacerlo puede traernos consecuencias negativas, pero aún así, no encontramos la motivación ni la fuerza suficiente y no parecemos ser capaces de empezar, sino que nos quedamos mirando al vacío sin hacer nada en absoluto.
Esto pasa a menudo en los estudios, cuando debemos estudiar algún tema que nos resulta aburrido y sentimos una gran sensación de tedio o aburrimiento solo de pensar en ponernos a estudiar. Pero puede suceder con cualquier otra tarea, como las tareas del hogar, el trabajo, o incluso salir de la cama por la mañana a una hora en la que el cuerpo nos pide a gritos que no lo hagamos.
Lo que no solemos tener en cuenta cuando nos pasa esto es el hecho de que, con mucha frecuencia, la desgana desaparece en cuanto empezamos, y el problema está solo en esa etapa inicial.
Es decir, nos cuesta trabajo arrancar, pero luego todo se vuelve mucho más fácil.
Cuando el problema es este, la solución es fácil: tan solo tenemos que dividir la tarea en diversos pasos y pensar únicamente en el primer paso que tenemos que dar.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas