Cuando nuestra salud mental se ve retada por momentos difíciles, puede ocurrir lo que la ciencia llama ‘crecimiento postraumático’.
Hace ya muchos meses, nos subimos a una montaña rusa emocional y todavía no sabemos cuándo nos bajaremos.
Durante la pandemia de Covid-19, la salud mental de muchos se ha visto afectada, los síntomas de ansiedad y depresión se dispararon entre los adultos jóvenes, las medidas de contención empeoraron los síntomas de trastornos graves como el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) en algunos grupos, y una sensación de desesperanza pareció atrapar al mundo.
Ha seguido una crisis mundial de desempleo, mientras que algunas personas se están recuperando después de haber contraído el virus; algunos están de luto por la pérdida de sus seres queridos.
Cuando atravesamos tiempos difíciles como estos, o si sufres de ansiedad o depresión, por ejemplo, o descubres que tiene una enfermedad, tiendes a escuchar lo malo que es y cómo va empeorando.Pero de lo que generalmente no se habla es de cómo podemos realmente fortalecernos a partir de las dificultades y los obstáculos.
La ciencia lo llama ‘crecimiento postraumático’: cuando los tiempos difíciles pueden hacer que te des cuenta de lo que importa en la vida y cuáles son tus prioridades.
El crecimiento postraumático puede ocurrir independientemente de la cultura o el lugar de donde vengas: es universal.
Por supuesto, no todos los que han pasado por un estrés o trauma importante experimentan los aspectos descritos aquí, pero innumerables ejemplos de todo el mundo muestran que una gran fuerza puede nacer de una gran tragedia, y que la esperanza está científicamente probada que existe.
Todos tenemos creencias fundamentales sobre el mundo en el que vivimos: la mayoría de nosotros creemos que la vida es justa y suponemos que viviremos hasta la vejez.
Estos supuestos nos dan una sensación de estabilidad y nos ayudan a dar sentido a la actualidad.
Pero cuando ocurre un revés o una crisis, nuestras creencias fundamentales pueden romperse.
Nos damos cuenta de que si queremos llegar al otro extremo y mantener intacta nuestra salud mental, es posible que tengamos que reevaluar muchas de nuestras creencias porque ya no nos sirven como antes.
Puede obligarnos a echar un segundo vistazo a nuestras verdades internas fundamentales y, en algunos casos, cambiarlas para mantenernos al día con una nueva realidad.
Este reequilibrio de las escalas es exactamente lo que ha estado sucediendo durante la pandemia.
Al principio nos resultó difícil lidiar con lo que la gente llama ‘la nueva normalidad’, con los cambios en la forma en que pasamos nuestro tiempo libre, con la desinfección constante y la paranoia de enfermar.
La salud mental de las personas cayó en picada.
Pero a medida que pasaba el tiempo, nos acostumbramos un poco más a lo que estaba pasando.
Si no podíamos ir al bar a encontrarnos con amigos, comenzamos a disfrutar de cosas nuevas y comenzamos a cambiar nuestras vidas para adaptarnos a la situación. Lentamente, nos recuperamos
cariños y sonrisas
Irene