La capacidad de experimentar más o menos gratitud no se distribuye por igual. Tú tienes lo que se conoce como un rasgo de gratitud, que determina cuánto puedes sentirlo, que depende de tu genética, personalidad y cultura. Este descubrimiento hizo que los científicos se preguntaran si podrían diseñar ejercicios que cambien tu rasgo de gratitud y lo lleven a una mayor felicidad.
Comencemos con advertencias importantes: aún no está del todo claro hasta qué punto se puede entrenar la gratitud o cuánto duran los efectos.
No hay píldoras mágicas para la felicidad. La vida es complicada. En algunos días, parece que tienes control de ti mismo y en otros días sientes como si no lo tuvieras. Y esto está bien. También, a veces perseguir la felicidad puede hacerte más infeliz si te presionas demasiado. La gratitud tampoco debe verse como una solución a la depresión o un sustituto de la ayuda profesional. Solo puede ser una pieza del rompecabezas, no es la solución del rompecabezas en si.
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El ejercicio de gratitud más fácil, con la investigación más sólida detrás de esto, es el diario de gratitud. Esto significa sentarte unos minutos, una a tres veces a la semana, y escribir de cinco a diez cosas por las que estás agradecido. Puede que sea raro al principio, así que comienza con algo simple.
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¿Puedes sentirte agradecido por una pequeña cosa? Como lo bueno que es un café o porque alguien fue amable contigo. ¿Puedes apreciar algo que alguien más hizo por ti? ¿Puedes reflexionar sobre qué cosas o personas extrañarías si se fueran y estás agradecido que están en tu vida?
Todos somos diferentes, así que no sabemos que funciona para ti. Se siente casi insultante, como si las cosas no debieran ser así de simples. Pero en numerosos estudios, los participantes informaron más felicidad y una mayor satisfacción general con la vida después de hacer esta práctica durante algunas semanas. E incluso más, estudios han encontrado cambios en la actividad cerebral algunos meses después de que terminaron.
Practicar la gratitud quizás sea una forma real de reprogramarse. Esta investigación muestra que tus emociones no son fijas. Al final, cómo experimentas la vida es una representación de lo que crees sobre ella. Si atacas tus creencias centrales sobre ti mismo y tu vida, puedes cambiar tus pensamientos y sentimientos, lo que automáticamente cambia tu comportamiento.
Es bastante sorprendente que algo tan simple como la autorreflexión pueda cambiar los patrones en nuestro cerebro para combatir la insatisfacción.
Y, si esto no es motivo para ser más optimista, ¿Cual sí lo es? Ser un humano es difícil, pero no tiene por qué ser tan difícil y si miras activamente podrías descubrir que tu vida es mucho mejor de lo que pensabas.
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