domingo, 23 de diciembre de 2012

Varias razones "serias" para sonreir!

Te damos varias razones "serias" para sonreir!
1. Reír calma el dolor
Un estudio británico ha revelado la importancia de la risa en la tolerancia al dolor. Los voluntarios se sentaron frente a un televisor en el que podían ver capítulos de series como Friends o Mister Bean mientras se les practicaba un torniquete bastante apretado o se les cubría con manguitos congelados. Resultado: la risa espontánea aumenta en un 10% la tolerancia al dolor.
2. Se preocupan por nuestra felicidad
Durante una Asamblea General el pasado mes de julio, la ONU adoptó la siguiente resolución: "La felicidad, un enfoque global para el desarrollo". La idea de dicha medida era invitar a los Estados Miembros a enfocar y dirigir sus respectivas polícticas de desarrollo basándose en el bienestar y la felicidad de la población.
3. ¡El optimismo es contagioso!
4 . Si lo dice el Dalaï-Lama...
Durante una conferencia que realizó en Finlandia en 2011, el dalaï-lama afirmó: "Soy optimista en relación a la evolución de la humanidad en busca de la madurez". A esta declaración añadió: "Durante todo el siglo pasado, nadie hablaba de ecología, la gente sólo pensaba en el desarrollo material. Algunos de los problemas a los que se enfrenta hoy en día el ser humano, como el terrorismo, son consecuencia de su pasado, ya que actualmente todo el mundo está en contra de la violencia". ¡Qué hombre tan sabio!
5. ¡El buen humor se vende en pastillas!
No existe una fórmula mágica para evitar esos días en los que nos levantamos con el pie izquierdo. Además, en este proceso influyen muchos factores: hay que estimular la síntesis de serotonina - la hormona del buen humor- , hay que reducir el estrés, potenciar la creatividad con un poco de magnesio y, por último, hay que activar la producción de energía celular. ¿Cómo hacemos todo esto? Se ha inventado un cóctel a base de co-enzyma Q-10 antioxidante, griffonia, rhodiola rosea, etc. Se vende en comprimidos y se toma con un vaso de agua. Si quieres más detalles acerca de este tipo de complementos, no dudes en acercarte a la farmacia más cercana y preguntar.
Vieron que hay razones para sonreir, hasta el descubrimiento químico.
Hasta mañana, cariños y sonrisas

sábado, 22 de diciembre de 2012

SER OPTIMISTA

Hola! cómo están?
Estamos casi convencidos de que el optimismo es el origen de la felicidad. O, al menos, es uno de los ingredientes principales. También estamos casi seguros de que si pensamos que la vida es bella, terminamos por estar convencidos de ello.
Ver el vaso medio lleno y no medio vacío nos ayuda, a menudo, a afrontar nuestro día a día con una sonrisa. En resumidas cuentas, tenemos la firme idea de que ser optimistas es esencial para sentirse bien por dentro y por fuera.
No nos cabe duda de que no todos somos iguales y de que hay personas más optimistas que otras. En cualquier caso, no siempre resulta sencillo presumir de un optimismo ejemplar ya que, para nuestra información, el optimismo es algo que hay que trabajar. Sin embargo, no es una tarea dificil así que... ¡vengan! Hagamos un pequeño esfuerzo y saquemos todo el optimismo que llevas dentro.
De este modo, nos daremos cuenta de que si miramos a nuestro alrededor con buenos ojos, nos daremos cuenta de que estamos rodeados de una multitud de trocitos de felicidad, de esperanza y, en definitiva, ... ¡de optimismo! ¡Estoy convencida!
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene

lunes, 17 de diciembre de 2012

Ver lo positivo

Hay mucha gente en el mundo convencida de que todos podemos pensar en positivo y que esto nos conducirá, inevitablemente, a una mejor calidad de vida.
El optimismo es aprendido –asegura Andrés López Pell, psicólogo, director de la Fundación para la Salud y la Educación (Funsaled) y autor de investigaciones sobre el tema–.
Por lo tanto, se mejora a través de distintos recursos, entre ellos, la psicoterapia. Se puede traer un bagaje genético que marque una tendencia o la influencia de aspectos de crianza, pero todo es modificable.
El optimismo no es ingenuidad ni fantasía: es un conjunto de expectativas respecto del futuro que nos permite interpretar verazmente la realidad. Si la canoa se está hundiendo, se está hundiendo. El punto es no llorar, sino intentar nadar (o aplicar otro recurso, que siempre existen) para ponerse a salvo."
Hugo Hirsch, director del Centro Privado de Psicoterapias (CPP), dice que ver el vaso medio lleno o medio vacío no es otra cosa que un hábito, y que un hábito es algo que podemos cambiar.
 "Se puede aprender a ver lo positivo de cada situación –dice Hirsch, un psicoterapeuta de larga trayectoria–. Hay personas que lo logran más fácilmente que otras; existen aquellos que lo hacen naturalmente, pero todos podemos entrenarlo por medio de distintos métodos, por ejemplo, la autoconciencia y el autoconocimiento, aprendiendo a identificar pensamientos negativos y cuestionándolos.
Si tenemos en claro la propensión hacia el pensamiento negativo, somos conscientes de la dificultad para ver lo positivo. Es un buen inicio."
Inténtelo, vale la pena
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene

domingo, 16 de diciembre de 2012

Práctica anti-preocupación

Quizás una de las cosas más importantes de recordar para disminuir nuestro nivel de preocupación es que no todo está en nuestras manos.
De hecho, tenemos control sobre una ínfima parte de la realidad.
 Si renunciamos por un momento a la ilusión de control, sabemos que lo mejor que podemos hacer es alinearnos con la vida, tal como un buen médico que sabe que en realidad no es él el que cura al paciente sino que lo único que puede hacer es facilitar las condiciones para que el cuerpo se sane a sí mismo.
Hay una especie de fe que está en juego en esta actitud, no una fe ciega en una creencia, sino que una fe que nace de la observación de que hay una sabiduría inherente en todo lo vivo. Esta fe puede entenderse como “abrirse a la gracia“, o  abrirse a aquello que nos es dado más allá de nuestros esfuerzos y cálculos personales.
El psicoterapeuta budista David Brazier comenta: “La gracia es la clave de la felicidad. Cuando ocurren cosas negativas, si confiamos en la gracia, podemos permanecer enraizados y no sobrepasarnos por la telenovela de la vida. Y la gracia es una bendición circular. Mientras más gracia entra en tu vida, más agradecido eres. Mientras más agradecido eres, más gracia pareces recibir”.
Incluso en el mismo cuerpo humano hay otros centros inteligentes fuera del cerebro, los cuales pueden ser fuente de nuestra sabiduría: nuestras neuronas.  El corazón cuenta con unas 40.000 neuronas y en nuestro sistema digestivo hay otros cien millones de neuronas, y ambos centros procesan información valiosa que nos orienta en el mundo, aunque muchas veces no seamos conscientes de ello. Cuando practicamos la respiración consciente, el escáner corporal, la caminata conciente, yoga, taichi, aikido, etc., accedemos a esta sabiduría del cuerpo.
La preocupación nos aisla dentro de nuestra cabeza, pero el cuerpo tiene una inteligencia que nos conecta con los demás y con nuestro ambiente, permitiéndonos saber qué está pasando a un nivel sutil y responder a las circunstancias de la mejor manera posible.
Esta semana intentemos notar las ocasiones en las que entremos en el círculo vicioso de la preocupación y simplemente practiquemos bajar la atención desde tu cabeza hacia tu bajo vientre a través de algunas respiraciones profundas.
También podemos realizar la meditación caminando por unos 10 minutos, llevando la atención a los pies mientras caminamos lento y respiramos con tranquilidad. Fijémonos cómo cambia nuestra perspectiva de las cosas luego de realizar estas prácticas. Por último, recordemos realizar prácticas de atención plena no sólo cuando estemos preocupados, sino también cuando estemos tranquilo y sin problemas, recordando que es mejor preparar el paracaídas antes de tener que saltar del avión.



sábado, 15 de diciembre de 2012

Sembremos paz y confianza

Siguiendo con el tema de la preocupación, a veces las preocupaciones se manifiestan como imágenes catastróficas del futuro, otras veces como una voz dura que establece juicios categóricos y predice fracasos.
Estas imágenes y voces muchas veces tienen una cualidad obsesiva, repitiéndose como un disco rayado en nuestra cabeza.
Cuando estamos preocupados no podemos ver nuestros pensamientos como pensamientos ni nuestras emociones como emociones, sino que las preocupaciones se transforman en los lentes invisibles a través de los cuales percibimos la realidad.
En el ámbito de las relaciones interpersonales, las preocupaciones generan una distancia que es bastante evidente para cualquiera que ha pasado tiempo con alguien con tendencia a preocuparse. Las preocupaciones nos ausentan y aislan en un mundo hipotético, el cual se vuelve más real que la realidad, pues a menudo acabamos percibiendo en los demás y en el mundo lo que más tememos. Además, como nuestra conciencia está profundamente entrelazada con la realidad que percibimos, muchas veces nuestros temores y preocupaciones se hacen realidad como profecías autocumplidas.
La preocupación toma la preciosa energía que necesitamos para realizar el esfuerzo que nos toca hacer en este momento. El esfuerzo necesario, que no es mucho ni poco, es justo.
Si ocupo este momento en preocuparme, acumulo una deuda conmigo mismo.
Tal vez son pequeñas deudas, pero son pequeñas las gotas que acaban desbordando el vaso.
Nuestro cuerpo/mente transforma las acciones que repetimos en hábitos, de tal manera que mientras más nos preocupamos, más fácil es volver a preocuparnos.
Inversamente, si practicamos en lo cotidiano hacer el esfuerzo necesario y luego dejar que la vida se ocupe del resto —como el campesino que siembra las semillas en la tierra que ha preparado y luego le deja el resto del trabajo a la naturaleza— sembramos en nosotros y en nuestro ambiente paz y confianza.
Tratemos de dejar que la vida se ocupe de lo se escapa de nuestras manos y dejemos de preocuparnos.
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene




































miércoles, 12 de diciembre de 2012

LA PREOCUPACIÓN

Una de nuestras maneras más habituales de perder energía y equilibrio es preocupándonos por cosas sobre las cuales no tenemos control. El mismo término "pre-ocupación" sugiere lo insostenible e infructoso de este hábito mental: simplemente no podemos ocuparnos de las cosas antes de que llegue su tiempo.
Claro, podemos fantasear sobre ellas, planificarlas, prepararlas, ensayarlas, pero sólo podemos ocuparnos de cada cosa cuando llega su momento.
Tal como no podemos rehacer algo que ya se hizo, no podemos “prehacer” algo que aún no se ha hecho, y como estamos constantemente surfeando en la cresta de la ola del presente, necesitamos de todo el cuerpo, y no solo de nuestra cabeza, para equilibrarnos en la tabla y entrar en el ritmo del mar.
Entrar en ese ritmo orgánico utilizando la sabiduría de todo el cuerpo es parte de la sabiduría que debemos cultivar a diario.

martes, 11 de diciembre de 2012

No perdamos el tiempo!!!!!

Siquiendo con el tema de ayer, hoy hablemos de como escapar de las cosas que nos hacen perder el tiempo:
* escapemos de las tentaciones
* saquemos el mejor provecho a las horas principales del día
* pogámonos metas reales
* Trabajemos en nuestra confianza
* comamos y durmamos bien 
* Creemos una rutina
* Saquemos provecho de las tareas más duras.
Escapemos de las tentaciones
Si estamos luchando contra esos elementos, es probable que sea hora de distanciarse de ellos. Fuera de la vista, fuera de la mente. Escondamos las tentaciones Igual que en una dieta, es más fácil desintoxicarse si nos alejamos de las cosas pocos saludables.
Dejemos los aperitivos en la cocina mejor que en nuestra mesa, apaguemos el teléfono y mantengamos nuestro puesto de trabajo limpio. Mantenerse alejado de páginas web que nos pueden distraer, sin embargo, puede ser más difícil si nuestra herramienta de trabajo es una computadora.
“Recomiendo que las personas tengan dos personalidades: su personalidad del trabajo, su “Dr. Jekyll”, y su personalidad fuera del trabajo, su “Mr. Hyde”, dice Piers. “Esa pequeña separación nos permite pensar por separado y tomar mejores decisiones.”
Como alternativa, podemos instalar un software que deshabilite ciertas páginas web a ciertas horas del día (si nos atrevemos).
Saquemos el máximo provecho a las horas principales del día
Tanto si somos de los que tienen tendencia a posponer las cosas como si no, Piers dice que todos tenemos un tiempo del día en el que somos más productivos. Según él, este tiempo es entre las 9 de la mañana y las 2 de la tarde.
“Tenemos cuatro o cinco horas para hacer las cosas más importantes”, asegura. “En ese momento deberíamos hacer el trabajo duro”
Si dejamos una actividad muy dura para última hora del día, estaremos más cansados y desmotivados. Así es como las cosas se van posponiendo y dejamos todo para mañana.
Si somos de las que no les gusta madrugar, intentemos levantarnos un poco antes para hacer las tareas más difíciles. Así luego podremos descansar.
Si estamos en la oficina de 9 a 6, empecemos el día con los proyectos importantes y dejemos lo más sencillo para la tarde, como responder el correo que no es urgente u organizar carpetas.
Pongámonos metas reales
Organizarse bien es la clave para minimizar la pérdida de tiempo. Si nuestro horario tiene agujeros o nuestros planes son poco concisos, seremos más proclives a perder el tiempo con actividades innecesarias.
Organicemos la semana y seamos fieles a nuestro horario. “Hay algo en las fechas límites que nos motiva”, explica Piers. “Normalmente respondemos mejor ante los objetivos diarios, así que intenta ponerte límites semanales”.
Si estamos luchando contra la pérdida de tiempo, prueben a ponerse metas a corto plazo. Además, cuantos más detalles pongamos, más fiel seremos a nuestros planes”.
“Tenemos que hacerlos muy específicos”, dice Piers. “Pensemos en el qué, dónde y cuándo”.
Por ejemplo, decir cosas como “voy a hacer ejercicio” es muy poco efectivo (¿recuerdan todos los propósitos de año nuevo?), mientras que decir “este sábado, voy a salir de casa después de desayunar a las 8.30 para estar en clase de fitness a las 9” será mucho más eficaz.
Trabajemos en tu confianza
Uno de los mayores motivos por los que se posponen las cosas es por tener poca confianza en uno mismo, ya que tendemos a posponer tareas que no nos vemos capaces de realizar.
Piers dice que cuanta menos confianza tengamos en nuestras habilidades para hacer algo, menos motivados estaremos para hacerlas.
Por eso resulta tan difícil terminar esa candidatura para el trabajo de nuestros sueños, trabajar en esa presentación que tenemos que hacer el jefe o empezar un gran proyecto como empezar una novela.
Si tenemos pensamientos negativos rondando por la cabeza como “no va a quedar bien, ¿así que para qué molestarme?”, ¡nunca empezaremos a hacerlos!
Dejar de lado esa actitud y empezar nuestras tareas con una mentalidad positiva nos ayudará a cambiar nuestros malos hábitos. Después de todo, los trabajos que más nos asustan son a los que hay que dedicarles más tiempo, así que no los dejemos para el último momento.
Comamos y durmamos bien
Dos de las maneras más comunes de perder el tiempo son picotear y dormitar. Una manera sencilla de luchar contra la necesidad de dormir la siesta o comer algo entre horas es asegurarte de dormir la suficiente la noche anterior y llevar una alimentación equilibrada. ¡Seguro que nos sentiremos mejor!
Es difícil decir exactamente cuánto deberíamos dormir y comer porque cada cuerpo es diferente. Piers dice que solo nosotros mismos podemos decir si perdemos el tiempo con esas actividades.
“Dos personas podrían estar haciendo exactamente lo mismo, y uno de los dos perder el tiempo y el otro no”, explica.
Si estamos cansado, tenemos que dormir, si tenemos hambre, necesitamos comer, pero es más sano mantenerse dentro de un régimen en lugar de echarse cabezaditas o dar muchos paseos a la máquina expendedora.
Dedicarle tiempo a satisfacer las necesidades humanas básicas no es perder el tiempo, pero dejar que ocupen nuestra vida laboral sí lo es.
Creemos una rutina
Si nos falta motivación, es tentador mezclar actividades y trabajar en diferentes lugares o a diferentes horas. Pero Piers dice que crear una rutina es, de hecho, la mejor manera de evitar perder el tiempo y entrenarnos para ser un trabajador más eficiente.
Es recomendable trabajar en el mismo sitio y a las mismas horas porque eso te ayudará a crear una zona de trabajo donde sentirnos motivadoa para hacer nuestro trabajo.
Si no estamos acostumbrado a trabajar durante mucho rato, Piers sugiere un ejercicio muy simple: trabajar de manera eficiente durante 15 minutos y después hacer un descanso.
Solo cuando podamos trabajar sin parar durante esos 15 minutos pasaremos a trabajar 30 minutos. Una vez que trabajemos 30 minutos sin distraernos, podremos trabajar una hora.
Esto nos ayudará a acostumbrarnos a trabajar de forma eficiente y productiva, sin descansos que nos hagan perder el tiempo.
Saquemos provecho de las tareas más duras
Normalmente perdemos el tiempo cuando hacemos las tareas que menos nos gustan, así que vamos a hablar para que pospongamos una tarea de forma eficiente.
Dejemos a un lado un proyecto especialmente difícil para encargarnos del resto de cosas que tenemos que hacer, lo que hará que perdamos el tiempo de forma productiva.
Así que si queremos dejar de lado ese informe enorme durante un tiempo, “perdamos el tiempo” respondiendo a los e-mails o llamadas telefónicas.
“Si aprovechamos correctamente una tarea difícil, puede ser una ventaja”, asegura Piers.
Un reto en el trabajo hace que todo parezca más fácil, así que démonos licencia para perder el tiempo mientras estemos haciendo algo útil.
Por supuesto, tarde o temprano tendremos que enfrentarnos a las tareas que menos nos gustan, pero seguro que ya tendremos una nueva tarea que nos motivará para acabar la anterior.
Cariños y sonrisas
Irene



sábado, 8 de diciembre de 2012

Cómo dejar de postergar las actividades

No pongamos excusas, como:
“Trabajo mejor bajo presión"
“Me concentro mejor cuando tengo poco tiempo”.
“Tengo que hacer esto antes de ponerme con aquello”.
¡Dejemos de ponernos excusas a nosotros mismos! Si perdemos el tiempo, realmente perdemos s el tiempo, y mentirnos a nosotros mismoa no ayudará a solucionar el problema. Reconocer que lo hacemos es el primer paso para superarlo. No nos sintamos culpables. Lo mejor es que anotemos las cosas que necesitamos mejorar.
¿Cuándo tenemos más tendencia a perder el tiempo? ¿Por qué lo hacemos? ¿Qué hacmoes durante ese tiempo?
“La televisión sigue siendo la reina”, dice Piers cuando le preguntamos cuál es la actividad que más nos hace perder el tiempo, “pero Internet cada vez se acerca más
Cuanto más pospongamos las cosas importantes que tenemos que hacer, más estresados estaremos.
“Luchar contra la postergación significa divertirse más,” declara Piers. “De este modo podremos salir antes del trabajo y hacer otras cosas. No nos damos cuenta de todo el peso que tiene la postergación en nosotros”.
Un beso y hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene




























































































































































viernes, 7 de diciembre de 2012

Dejemos de postergar las cosas y empecemos a actuar!

¿Dejamos todo para el último minuto y entregamos nuestros proyectos a última hora? O estamos en la casa y vamos posponiendo aquellas tareas que menos nos gustan?
¿Es así? Entonces somos de los que  dejamos todo para última hora. Pero no nos preocupemos, todos lo somos hasta cierto punto. Postergar las cosas es normal, según asegura el psicólogo Dr. Piers Steel, cuyo libro Procrastinación.
Por qué dejamos para mañana lo que podemos hacer hoy, él explora en profundo este fenómeno.
Dicho esto, todos podemos trabajar para reducir el tiempo que desperdiciamos y reducir su impacto en nuestras vidas, tanto en casa como en el trabajo.
Piers nos dice por qué y cómo dejar de postergar las cosas para aumentar nuestro tiempo útil y nos da algunos consejos para dejar de postergar las cosas y empezar a actuar... ¡desde ya!
Por qué lo hacemos
Piers Steel dice que hay muchas razones por las que posponemos las cosas. “Pero el más común es simplemente que somos impulsivos”, afirma. “Nos gusta el presente mucho más que el futuro”.
Por eso tenemos el hábito de dejar de lado las tareas más importantes (y menos divertidas). Preferimos utilizar nuestro tiempo en algo que nos guste y tendemos a querer hacer esas cosas mejor ahora que después.
“Miramos Facebook, respondemos al correo, jugamos…”. Simplemente, esas actividades no nos ayudan a terminar los trabajos o las tareas de casa y eso puede tener consecuencias importantes en nuestras vidas.
Según Piers, “la gente que pierde más el tiempo, tiene tendencia a tener peor salud y ser más infeliz”.
¡No nos asustemos! Hay formas de conseguir dejar de perder el tiempo y las vamos a ver mañana.
Los dejo con la incógnita, hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene




















jueves, 6 de diciembre de 2012

ACEPTAR LOS FRACASOS Y APRENDER

Es archiconocida la frase “el conocimiento es poder”; pues bien… aceptemos el fracaso como un momento maravilloso de aprendizaje.
Hay dos cosas que ganamos cuando aceptamos los fracasos:
La primera es que abrimos nuestro corazón a las dimensiones de la humildad. Aceptar un fracaso, es de corazones humildes y, de esta manera, habremos triunfado ante nuestro ego herido, que no soporta ser vencido.
La segunda cosa importante que ganamos aceptando el fracaso es que, además del conocimiento y la humildad, la vida nos premiará con la capacidad de ser poderosamente más creativos, más ingeniosos; y siéndolo, tendremos las herramientas más preciadas para resolver los problemas.
Las cosas que no hemos resuelto, esencialmente son aquellas que primero hemos “censurado”; es decir, nos hemos autoimpuesto gigantes barreras por lo que nos extralimitamos a resolver situaciones en la vida. Todo esto sucede debido al poco o nulo compromiso con nuestra observación interior.
Desarrollemos nuestra genialidad, es decir, dejemos fluir en nosotros ese maravilloso genio interior que poseemos, que es inquieto y que quiere crear cosas nuevas, soluciones coherentes, que provee de respuestas para tomar decisiones inteligentes y evolutivas. Desarrollemos ese “genio” en nosotros.
Esa lámpara de Aladino, que al frotarla aparece el genio, es la alineación de nuestro corazón con la armonía y nuestra mente consciente enfocada en lo que realmente queremos para nuestra vida. Y para que ese genio aparezca, necesitamos dejar fluir nuestra esencia.
La humildad es uno de los mayores tesoros que poseemos y nos permitirá alejarnos del fracaso.
Dicho de otra manera: La humildad, es uno de los secretos por el cual se alcanza el triunfo y se lo conserva.
Consideremos que los fracasos y las adversidades tienen un propósito: enseñarnos algo. Formulemos las siguientes preguntas:
- A decir verdad ¿Los demás tienen la culpa de todo lo que me ha pasado?
-
¿Estoy resentido, con rencor, por las situaciones que he vivido?
-
¿Dejo ir de mi mente y mi corazón aquellas circunstancias que he atravesado?
-
¿Por lo general pienso que siempre tengo la razón y que los demás están equivocados?
-
¿Lo sucedido en mi vida, que me ha causado dolor, todavía siguen latentes en mi, y me siento incomprendido, que nadie me entiende?
-
¿Cada vez que recuerdo mis fracasos, me deprimo y me quita las ganas de hacer cosas para mi crecimiento?
-
¿Prefiero no hacer nada, antes que me vuelvan a lastimar?
-
¿Prefiero no hacer nada antes de volver a fracasar?

¿Acepto mis fracasos?
- ¿He aprendido de mis fracasos y vicisitudes?
- ¿No me siento muy creativo, ni con ideas para resolver los escollos de mi vida?
Seamos positivos, apreensamos de ls errores, levantémonos y sigamos adelante:
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene














































































































miércoles, 5 de diciembre de 2012

Seamos aprendices!

Un profesional de la psiquiatría, el español Enrique González Duro, comenta en su libro “La Paranoia” que, entre los factores que desencadenan esta actitud de víctima, se encuentran el narcisismo, las frecuentes exposiciones de personas a serias frustraciones y la baja autoestima y dice que “el pensamiento paranoide no tiene en cuenta las razones contrarias, sólo recoge datos o signos que le confirmen el prejuicio, para convertirlo en convicción…” y menciona este ejemplo: “Vi una rosa y quise olerla, pero tuve miedo de ser lastimado”.
No estamos diciendo que una persona que culpa de sus fracasos a los demás, aquella que tiene una marcada actitud de víctima, padezca de paranoia; aunque es cierto una persona que asume el papel de víctima, tiene pensamientos paranóides.
Reflexionemos:
- Somos los únicos responsables de su presente y de futuro. Todo lo que pensamos, sentimos y hacemos es una siembra que, a la corta o a la larga, dará su cosecha.
- Aceptar nuestros errores y fracasos, le permite a la mente y a al corazón que se abran, para recibir la maravillosa sabiduría que se esconde detrás de toda adversidad.
- Aceptar el fracaso nos da a “poder”, porque al recibir conocimiento de estos benditos sucesos adversos, lo adquirimos por añadidura.
Seamos aprendices en la vida, nunca dejemos que la vida nos ponga en la posición de víctimas. Nosotros tenemos las herramientas para impedirlo.
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene



























martes, 4 de diciembre de 2012

APRENDIZ Y VÍCTIMA

El pasado es algo vivido; pero no siempre es “experiencia”. Si lo que hemos vivido en el pasado nos causa remordimiento, rencor, miedo a que pase nuevamente, no es eso experiencia.
La “experiencia” es la sabiduría que hemos logrado extraer de esos sucesos y dejar de culpar al mundo por nuestras tantas caídas.
Si estamos permanentemente preguntándonos ¿“Por qué a mi”?, es porque transitamos la vida con sentimientos de “Víctima”.
Reformulemos la pregunta. Preguntémonos: ¿“Para qué”? y convirtamonos en un “Aprendiz de la vida”. Asumamos la responsabilidad sobre nuestros actos.
Entonces, tanto la Víctima como el Aprendiz tienen una pregunta que formularse.
La pregunta de la Víctima, nunca tiene respuestas: ¿Por qué… Por qué a mí?
Y siempre está buscando la manera de responsabilizar a los demás de sus fracasos y desgracias.
La pregunta del Aprendiz: ¿Para qué?, en cambio, SI tiene una respuesta, y es: “para aprender”.
Creerse “víctima” no es un sentimiento. Es una “MALA ACTITUD”, un comportamiento humano involutivo, alejado de toda posibilidad de desarrollo.
La actitud de víctima hace que las personas huyan de asumir sus responsabilidades y terminen “lavándose las manos” ante sus errores. Son fabricantes de excusas y “verdades inventadas” (o mentiras) hasta llegar a la manipulación.
Tengamos por seguro que la víctima sólo recibirá las migajas de lástima, y creerá que es amor y comprensión; pero en realidad, es el ocultamiento del MIEDO que se posee. El miedo es lo opuesto al amor; es concretamente la “negación del amor y la verdad”.
La creencia de Víctima está llena de un “ácido” que carcome la consciencia. Nos hace transitar anchos y espesos caminos con paisajes grises y negros de depresión, de falta de esperanza, de ceguera del alma. En este estado, no se puede distinguir las manifestaciones de amor, ya que el ego busca la manera de encontrar “sin-razones” para estar siempre a la defensiva y prontos al ataque.
“Víctima” es una palabra proveniente del latín antiguo “Victus”, cuya connotación o significado es “Vencido”. En la antigüedad la palabra era utilizada en el léxico religioso para designar a los animales sacrificados. Otra versión considera que la palabra “Víctima” puede tener origen en la palabra latina “Vincta”, para designar “Atado” o con “Atadura”.
Pregunta:
¿Nos sentimos vencidos por las circunstancias de su vida?
¿Creemos que los fracasos pueden más que nosotros?
¿Sentimos que nuestra vida es dolorosa o sacrificada?
¿Nos sentimos “atados” por algo?
¿Sabemos que la actitud de víctima es sencilla y llanamente “mediocridad”?

domingo, 2 de diciembre de 2012

RESPONSABILIDAD

Por lo general, buscamos la manera de librarnos de culpas, señalando a otras personas como las responsables de todos aquellos sucesos que no nos han salido como quisimos.
O bien, cuando no nos queda otra alternativa: decimos: ¡“la culpa es de todos”!… ¿Será que “mal de muchos, consuelo de tontos”?.
Un proverbio chino muy conocido dice: “Por culpa de un clavo se cayó la herradura. Por culpa de la herradura se perdió un caballo. Por culpa de un caballo no llegó el mensaje. Por culpa del mensaje que no llegó, se perdió la guerra”.
El rencor y los resentimientos, sin duda, nacen cuando culpamos. Y la culpa, es el pretexto o la escusa ideal, para disfrazar nuestra incapacidad para asumir la responsabilidad de nuestros errores cometidos.
Lo triste de esto es que “echar la culpa” se ha convertido en una cultura enraizada de la sociedad en la que vivimos.
Por lo tanto, yo les pido, que desde hoy se hagan responsables de sus actos (que es muy distinto a decir culpables de sus actos)
Mañana seguimos con el tema.
Cariños y sonrisas
Irene

sábado, 1 de diciembre de 2012

"¡Soy únic@!"

Digamos en voz alta: "¡Soy único!"
Otro aspecto a tener en cuenta es que todos somos preciosos, tenemos una gran fortaleza y merecemos creer que somos perfectos tal y como somos. Y es que a menudo escuchamos a otros acerca de lo que deberíamos hacer o pensar hasta el punto de querer ser como los demás nos dicen.
Pero no hagamos caso. Dejemos de pensar así porque todas somos únic@s. Esto quiere decir que no vamos a vivir nuestra vida como deseamos ni vamos a ser feliz con nosotros mismos hasta que no dejemos que nadie nos haga perder la fe en nosotros.
Todas tenemos nuestras metas y aspiraciones, y es normal que cambien a medida que crecemos, pero solo si nosotros mismos cambiamos de idea. ¡No nos sintamos presionados por nadie!
Tomemos las riendas
Nadie dijo que ser uno mismo fuera siempre fácil, y más si recibimos críticas de nuestro entorno sobre lo que se espera de nosotros. Pero tenemos que tomar las riendas de nuestra vida, que es nuestra y de nadie más. Así que empecemos a hacer las cosas que nos gusten y eso nos hará sentir especiales y liberados. No se trata de ser egoísta, como mucha gente diría, pues cuando otros vean que somos realmente felices siendo nosotros mismos, lo entenderán.
En definitiva, si cambiamos nuestra forma de pensar, cambiará nuestra vida. Creamos en nosotros y los demás creerán en nosotros. Recordemos que tenes un pasaje especial para un maravilloso viaje que es nuestro y de nadie más. No hay otra persona igual a nosotros en el mundo, somos únicos. ¡Paremos un momento a pensar en lo increíble que es eso! Solo tenemos que empezar a creer en nosotros... ¡y la magia llegará!
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene