Un seguimiento de 20 años evidenció que la felicidad es contagiosa
Si somos más felices, podemos transmitir y beneficiar a nuestra pareja, familia, amigos, compañeros de trabajo y a toda nuestra comunidad (Lyubomirsky, 2008).
Esta investigación concluye que la posibilidad de contagiar y propagar la felicidad, se extiende hasta 3 grados de relación, es decir, podemos promover y aportar a la felicidad inclusive de los amigos de mis mejores amigos. Las personas que están rodeadas de muchas personas felices, tienen más probabilidades de ser felices en el futuro, es decir, definitivamente la felicidad trae suerte.
Cuando nuestros hijos nos ven felices, contactados emocionalmente y considerando a los otros, ellos aprenden por imitación a desarrollar emociones saludables y a ser más empáticos.
No lo olviden, la felicidad y las emociones se contagian, se trasmiten, se enseñan y se aprenden.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas