Conviene abordar, aunque sólo sea muy brevemente, el pensamiento alternativo, o, lo que es lo mismo, la facilidad para encontrar nuevos recursos y buscar otras alternativas cuando surgen determinados problemas y dificultades y nos quedamos bloqueados, sin recursos. Para potenciar el pensamiento alternativo es fundamental habituarnos al ejercicio de actitudes mentales de confianza, positivas, que se apoyan en la realidad de cuantos pequeños éxitos venimos acumulando desde la infancia.
Ser conscientes de que muchas de nuestras experiencias y proyectos anteriores han sido positivos nos lleva a confiar en nosotros mismos y en nuestras capacidades.
Hay que practicar la autodisciplina, responsabilizarnos de nosotros mismos y de nuestros actos y a que no nos achaquemos ante las dificultades y los fracasos puntuales.
Lo que verdaderamente cuenta y vale no es una victoria ocasional, sino muchos pequeños logros acumulados y conseguidos a pulso con esfuerzo y tesón.
Recordemos que el pensamiento es determinante para la salud, porque hay una interconexión entre el cerebro, el sistema inmunitario y las emociones.
Hay emociones que nos afligen (ira, depresión, preocupación, ansiedad, miedo) y hay emociones saludables que nos curan (calma, optimismo, autocontrol, seguridad, júbilo, amistad, bondad).
¡Mucho cuidado con lo que pensamos y sentimos!
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas