lunes, 11 de febrero de 2013

Perdonemos por nosotros mismos

El perdón es uno de los fundamentos de todas las religiones del mundo. Pero ahora también la evidencia científica demuestra que perdonar tiene un efecto positivo en la salud y en la calidad de vida en general.
El doctor Frederick Luskin, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, en California, es fundador del Stanford Forgiveness Project, que estudia los efectos del perdón en el ser humano. Luskin también es el autor de Forgive for Good (traducción libre: Perdona para siempre). El afirma que perdonar nos libera para vivir a plenitud y con salud de mente, cuerpo y espíritu.
’Uno de nuestros estudios reveló que la persona promedio que aprende a perdonar, eleva su vitalidad, su apetito, sus patrones de sueño y su energía en un 15 por ciento’, explica. ‘Hemos aprendido que todo aquello que nos ayude a reducir la ira, el dolor y la depresión, puede reducir también la presión arterial y hacer a las personas más optimistas, energéticas y vitales’.
El resultado de las investigaciones demuestra que perdonar de corazón:
● Disminuye los niveles de ira y hostilidad
● Aumenta los sentimientos de amor
● Mejora la habilidad de controlar la ira
● Aumenta la capacidad de confiar en otros
● Nos libera de los sentimientos negativos asociados a eventos del pasado
● Nos permite dejar de repetir ciertos patrones negativos
● Mejora la salud en general
● Demuestra una mejora significativa en los desórdenes de índole sicológica.
Si perdonar es algo tan positivo y terapéutico, ¿por qué hay personas que no logran hacerlo genuinamente, de corazón?
"Nos han enseñado a sentir ira, a sufrir de depresión... pero nadie nos enseñó a perdonar’, dice Luskin. Afortunadamente, existen técnicas para aprender a liberarnos de los rencores del pasado.

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Cariños y sonrisas