Para aprender (porque no es cuestión de nacimiento, el optimismo se aprende) hay que entender que el pasado no es igual al futuro.
Sólo porque hemos experimentado dolor o decepción en el pasado no garantiza que lo que empieza mal termina mal.
Véase como una causa y no un efecto. No tenemos que ser un producto o una víctima de sus circunstancias. Dejemos de pensar acerca de lo que nos está pasando y empecemos a pensar sobre lo que podemos hacer que suceda. Si no somos felices con como es nuestra vida ahora, marquemos metas y sigamos adelante. Utilicemos nuestras experiencias negativas del pasado para construir el carácter y tomar mejores decisiones. La vida consiste en tomar muchos riesgos todos los días, y no todos ellos terminarán positivamente. Eso es lo que define el riesgo.
Pero el lado positivo es que algunas acciones nos llevan a buenos resultados, y generalmente es mejor tener algunos que no tener nada en absoluto.
Lo ideal sería que las cosas buenas superen a las malas, pero nunca llegaremos a ese punto a menos que nos arriesguemos.
Hasta mañana, cariños y sonrisas
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Cariños y sonrisas