martes, 17 de mayo de 2011

La otra cara de la infidelidad



 Buenos días, amigos míos! Cómo están? Yo, en una gris Concepción. No llueve pero tampoco se despeja. en fin, como dice Lin Yutang: el tiempo hermoso y el mal tiempo están dentro de nosotros, no fuera...
Y de acuerdo a lo conversado con ustedes, les traigo la posición de esa tercera persona en la infidelidad. "Ya sabemos que en toda situación de infidelidad, hay tres personas involucradas: el engañado, el engañador y el amante, el tercero en discordia. Especialmente las mujeres que están en esta posición suelen sufrirlo. Algunas sueñan con que el hombre abandone su hogar y se quede con ellas. Algunas quieren olvidarlo pero no pueden; otras están cómodas con esa posición, pero, en general, pareciera que se estan traicionando a sí mismas. La infidelidad, en este caso, es sobretodo hacia sí mismas.
Ser “la otra” no es algo bien visto socialmente; ser “el otro”, en cambio, no genera mayores controversias. Como es un tema vinculado con la moral, a veces se hace más difícil de abordar. Mientras los hombres suelen contarlo a viva voz, muchas amantes no comentan su situación por vergüenza, o sólo la cuentan a sus más íntimos. Cuesta imaginar a un padre criando a su hija para que sea una “buena amante”. Quizás por esto se pasen por alto situaciones o se trata el asunto de una manera superficial. Sin embargo es un tema que suele estar presente en la literatura, en el cine, en el teatro y en la televisión, aunque predomine una mirada machista, en la que se deja afuera la posición de estas mujeres y sus sentimientos más profundos. Y en estos, pareciera que amor y obsesión van de la mano. Y en el caso de las amantes se agrega otro ingrediente: una cuota no menos importante del viejo y conocido masoquismo.
Las obsesiones se caracterizan por aquellos pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes e inapropiados, que causan ansiedad o malestar significativos. Las frases típicas serían: “No me lo puedo sacar de la cabeza”, “lo único que hago es pensar en él”. A diferencia de una persona enamorada “sanamente” –aquella que vive pensando en su partenaire de una manera idílica-, aquí encontramos un intento de ignorar o suprimir estos pensamientos, impulsos o imágenes negativas; o una intención de neutralizarlos haciendo cosas o tratando de distraerse.
El punto de quiebre es cuando los pensamientos se tornan excesivos, le impiden al sujeto hacer sus actividades diarias y le generan un malestar significativo en su vida cotidiana. Allí tal vez sería conveniente que la persona recurra a un profesional.
Y en cuanto al masoquismo, este se entiende como el placer por el padecimiento físico, también se atribuye ese término a la gente que encuentra cierta satisfacción en el sufrimiento y en la decadencia.  Se observan patrones disfuncionales en la forma de relacionarse con el otro; en este caso la persona amada. Parecería que las masoquistas reafirmaran su existencia ante los otros sufriendo. Las amantes, por ejemplo, mantienen, durante meses o años, relaciones que las hacen sufrir; y, sin embargo, ellas dicen seguir ahí “para ponerle el pecho a las lágrimas”. Más que de un síntoma habría que referirse a una forma de vivir la vida sufriendo. De esta manera, parecerían ratificar su existencia haciendo del dolor un culto de vida.
Pero, no todos son casos de amantes “sufrientes” y atrapadas en el deseo de un amor imposible. Existe otro tipo de mujer a la que no le molesta ser la tercera en discordia. Ella lo único que quiere es pasar un buen rato, es decir, piensan como hombres. Esta capacidad de disociar el amor del sexo es muy compatible con la manera de pensar y de actuar de muchos hombres. Quizás por eso este tipo de amantes sean las más buscadas por el sexo masculino. Es una actitud que también responde a un modo de vincularse de las últimas décadas: el amor y la intimidad dejan concebirse como instancias compartidas por personas en una relación comprometida, para transformarse en encuentros o conexiones fugaces.
Si el ‘compromiso no tiene sentido’ y las relaciones ya no son confiables y difícilmente duran, nos inclinamos a cambiar la pareja por las redes”. Esto lo que señala Bauman como la nueva manera de relacionarse del siglo XXI.
Pero, aun en estas amantes, no todo es color de rosa. A veces, es difícil dejar algo que, bien o mal, implica una presencia, un contacto, un estar permanente del otro. “Pero, la mujer pierde de vista cuanto vale y se subestima frente a otros hombres que pueda tener cerca”.
Es sobre todo, la mujer la que pierde en esta relación, porque su instinto maternal se ve subsumido en los deseos del amante, que, generalmente, ya tiene hijos y no quiere más.
Como es un tema que da para mucho, mañana seguiremos con el tema.
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene

 

3 comentarios:

  1. vaya que es un tema muy recurente en nuestra sociedad pero como mujeres es importante saber amar.. pero ¿Donde se aprende o ensenan a amar como debe ser? caemos en el juego de amar lo prohibido y olvidanos que para amar se debe entregar solo el corazon y no el cerebro

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  2. Hay un libro de una periddista argentina que se llama>"Por qué si las mujeres somos tan inteligentes nos enamoramos como idiotas" Te lo recomiendo. Muchos cariños

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  3. XD XD XD LA infidelidad es lo mas feo pero a las misma vez mas rico jeje XD

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Todo me alienta para seguir buscando y compartiendo artículos que nos hagan sentir mejor y con mayor bienestar psicológico.
Cariños y sonrisas