1. ELIJAMOS UN LUGAR TRANQUILO
Elijamos un lugar en el que podamos estar en calma, sin perturbaciones, en lo posible lejos del ruido y las distracciones.
Es importante que sea un lugar seguro, como nuestra casa o un sitio en donde nis sintamos a gusto.
Elijamos un lugar en el que podamos estar en calma, sin perturbaciones, en lo posible lejos del ruido y las distracciones.
Es importante que sea un lugar seguro, como nuestra casa o un sitio en donde nis sintamos a gusto.
No es necesario que
adornemos el lugar; nuestra mente es lo único que necesitamos.
Pero si nos ayuda, podemos prender algunos inciensos, poner plantas o alguna decoración zen, para que podamos identificar ese lugar como nuestro recinto de paz.
Pero si nos ayuda, podemos prender algunos inciensos, poner plantas o alguna decoración zen, para que podamos identificar ese lugar como nuestro recinto de paz.
2. ENCONTREMOS NUESTRO MEJOR MOMENTO
Esto solamente lo sabremos a
través de la práctica.
Cada persona es diferente y por eso debemos elegir los momentos que nos sean más adecuados, cuando sepamos que nadie nos va a molestar.
En general, los momentos de transición, como el amanecer o la puesta del sol, son ideales para meditar.
Cada persona es diferente y por eso debemos elegir los momentos que nos sean más adecuados, cuando sepamos que nadie nos va a molestar.
En general, los momentos de transición, como el amanecer o la puesta del sol, son ideales para meditar.
Algunas personas eligen
comenzar su día con una sesión de meditación temprana y a otras les funciona
mejor la tarde, una vez que han terminado sus labores.
Nada está escrito y lo importante es que escuchemos a nuestro propio cuerpo y aprendamos a elegir el momento que es más apropiado para nosotros.
Nada está escrito y lo importante es que escuchemos a nuestro propio cuerpo y aprendamos a elegir el momento que es más apropiado para nosotros.
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Cariños y sonrisas