sábado, 24 de julio de 2010

Los Secretos de las Personas más Felices


Todos buscamos desesperadamente la felicidad, y la buscamos afuera. En todas las culturas, a través de todos los tiempos, hombres y mujeres, sin importar el color de la piel, la edad o las circunstancias que los rodean, sueñan con ella: la FELICIDAD, así, en mayúsculas. De hecho, hasta los cuentos infantiles terminan con una frase que logra encerrar todo lo maravillosa que puede ser la vida: "y fueron felices...".
La búsqueda de la felicidad es tan importante, que incluso la Constitución de los Estados Unidos le garantiza a todo ciudadano el derecho a luchar por ella. Sin embargo, si somos honestas con nosotras mismas, tenemos que admitir que muy pocos logran alcanzarla y, sobre todo, retenerla, pues, en el mejor de los casos, les resulta huidiza y fugaz, como ese legendario pájaro azul que se detiene en las personas por unos instantes, pero que, a la larga, siempre se escapa de sus manos.
El problema, nos aseguran los expertos, comienza con una premisa falsa: que la felicidad es la ausencia de problemas. Si fuera así, ¿cómo explicamos a las personas que dicen que son genuinamente felices, incluso cuando sufren una enfermedad o viven en la pobreza? Ellas han descubierto un secreto fundamental: la felicidad no es un sitio al que llegamos; es una actitud ante la vida. Y la buena noticia es que esta actitud no es exclusiva de santos e iluminados; está completamente al alcance de todo el que se dedique a cultivarla.
Aquí revelamos los pasos que te llevan a ella...
1. Aprende del pasado.
Si justificas todo lo negativo que hay en tu vida con lo que sufriste en el pasado, entiende que ahora eres tú quien lo mantiene presente, robándote energía y paz mental. Es cierto que no podemos viajar hacia atrás en el tiempo y cambiarlo, pero sí podemos aprender a verlo con una actitud más positiva. No solo lograste sobrevivirlo, sino que el pasado actuó como un gimnasio para el alma, fortaleciendo tu espíritu, haciéndote más madura, compasiva e independiente. Las personas felices perdonan lo ocurrido antes y extraen las lecciones positivas que la experiencia les dejó.
2. Vive el presente.
No debes llenarte de ansiedad anticipando todo lo horrible que puede traerte el futuro, porque sabes que no tienes control sobre la vida. Así que, como persona responsable, haz lo que está en tus manos ahora, y no bases tu seguridad en que la vida fluirá como tú lo deseas, sino en que enfrentarás lo que venga con entereza y ecuanimidad, dando lo mejor que esté a tu alcance en esos momentos. Y en realidad, eso es todo lo que puedes hacer.
3. Cultiva tus relaciones.
Las personas felices no necesitan que los demás las completen; se sienten muy bien solas. Ellas disfrutan de las relaciones que les permiten expresarse de una manera genuina y natural. Sobre todo, no aceptan relaciones abusivas, no importa de quiénes se trate. Simplemente le han dicho un NO muy firme al drama.
4. Acéptate.
Para ser feliz no debes llenar un molde de perfección ni proyectar una imagen diferente a quien realmente eres. Sabes que la única aprobación que necesitas es la propia. Esto no quiere decir que no tomas en cuenta a los demás o que no trabajas en tus áreas débiles. La diferencia es que lo haces impulsada por un deseo de superarte, no de ser aprobada por otros. La ventaja de ser genuina es que puedes ser reconocida por las personas que realmente te valoran.
5. Usa tus talentos
Para sentirte realizada en la vida, debes hacer lo que llena tu espíritu. La persona feliz no sigue sus pasiones en busca de fama o reconocimiento; lo hace porque nutren su alma y la satisfacen. Ella se realiza en la medida que puede, a través de sus hobbies o de las actividades que disfruta en su tiempo libre.
6. Cuenta tus bendiciones.
Esta frase no es un simple cliché. Es que si realmente agradeces lo que tienes en la vida, ¿cómo puedes sentirte infeliz? Las bendiciones pueden ser relativas; obtener un diagnóstico médico mejor del que pensabas es motivo de dar gracias, aun cuando la salud no sea perfecta. ¿Cuánto dinero aceptarías por tus ojos, por la capacidad de sonreír, por la habilidad de caminar o de abrazar a un ser querido? Cuenta todo lo que tienes y que jamás cambiarías por dinero. ¡Ahí está tu tesoro!
7. Controla tu mente.
Algunas culturas orientales comparan la mente con un mono loco, que salta de rama en rama. Cultiva una mente ecuánime y enfocada hacia las cosas productivas y positivas. Para ello debes aprender a reconocer los pensamientos negativos, que te roban la paz. La forma más sencilla de hacerlo es tomando la temperatura de tus emociones; cuando te sientas deprimida o ansiosa, pregúntate qué pensamientos te han llevado a sentirte así. Una vez al descubierto, podrás razonar con ellos y, si no son productivos en ese momento, echarlos a un lado. El yoga y la meditación pueden ser una ayuda a la hora de enfocar la mente.
8. Disfruta las cosas pequeñas.
Viajar por el mundo, ganar un millón de dólares, ser una belleza perfecta... Si tu felicidad depende de las grandes cosas que se presentan pocas veces a muy pocas personas, tus posibilidades de ser feliz disminuyen enormemente. Esto no quiere decir que debes abandonar tus sueños, pero sí te señala la necesidad de disfrutar las pequeñas cosas cotidianas -desde conversar con los amigos hasta tomarte un café-, que son las que componen el día a día.
9. No juzgues…entiende.
Las personas que todo lo juzgan y lo condenan viven llenas de ira y, muchas veces, incluso dañan su salud. En lugar de juzgar, trata de entender las circunstancias que pueden llevar a otros a actuar de forma diferente a ti. "Cada persona es un mundo", debe ser tu lema.
10. Haz felices a otros.
"La felicidad es un perfume. No puedes rociarlo en los demás sin salpicarte con unas gotas", dijo Ralph Waldo Emerson. ¿Verdad que esta hermosa frase no necesita mayor explicación? Cuando tu deseo de hacer feliz a otra persona no es por un afán de manipularla ni de obtener un beneficio propio, experimentas la maravillosa sensación de dar desinteresadamente y eso, a su vez, es la mejor fórmula para la felicidad.
Que tengan un calmo y plácido o vertiginoso y divertido domingo, pero sobre tod: muy feliz domingo!!!
cariños y sonrisas
Irene

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Cariños y sonrisas