lunes, 13 de agosto de 2012

Valores para ser más felices





Muchas veces hemos hablado de lo importante que es para nuestra búsqueda de la felicidad, por lo tanto será bueno conocer los valores que cimientan y dan sentido general a nuestra vida.
Los valores son las formas de pensar, sentir y actuar, por las que nuestra vida se rige, como por ejemplo la sinceridad, la honestidad, la creatividad, el respeto, la integridad, la seguridad, etc. Todos tenemos valores. Quien niegue tenerlos es simplemente porque no se conoce lo suficiente. Los valores están relacionados con ver quienes somos, con nuestra esencia.
Conocer nuestros valores es esencial, para saber cómo vamos a superar las crisis, son los motores que impulsan la toma de decisiones correctas en los momentos difíciles. Los valores nos sirven para comprobar si tenemos una vida acorde con nuestros principios esenciales. Por ejemplo, si para mí la honestidad es un valor crucial, y voy a comenzar un trabajo muy interesante, cuándo sé que en la empresa abusan y se aprovechan de las persona, ¿crees que a la larga estaré cómodo en ese trabajo? Identificar nuestros valores aporta una buena motivación para actuar de forma coherente hacia el logro de nuestro éxito.
Y para descubrir nuestros valores, lo mejor es preguntarse qué es lo que realmente nos importa en la vida, Recordemos ahora algún momento en el que nos encontrabas muy bien, de forma extraordinaria. Visualicemos ese instante de tu vida y respondamos ordenadamente a las siguientes cuestiones:
¿Qué recordamos de esa situación?
¿Qué percibíamos cómo importante en ese momento?
¿Qué sentíamos cuando estábamos haciendo eso?
¿A qué prestábamos atención?
¿Qué beneficios te aportaba?
¿A qué no renunciaríamos en esa situación?
¿Qué valores creemos que nos guiaban?
Realicemos estas preguntas, con el mayor número de situaciones que podamos. Todos tenemos unos valores esenciales que permanecen estables a lo largo de la vida y que aplicamos a los más diversos contextos. Cuando un valor es esencial y se elige libremente nos impulsa a la acción de forma automática. Por ejemplo, cuando el valor de dar un servicio a la comunidad es elegido libremente habrá entonces una clara motivación y energía para llevarlo a cabo. En cambio, si el valor proviene del exterior y nos viene impuesto, el realizar servicios a la comunidad parece una obligación y no conduce a la acción.
Es importante que, en los próximos días, meditemos sobre cuáles son nuestros valores, tomemos conciencia de ellos y veamos en nuestras actuaciones cotidianas si nos comportamos de acuerdo a ellos o no.
Además de identificar nuestros valores, hay que respetarlos, ser coherente y actuar de acuerdo con los mismos y de ese modo seremos más felices y estaremos más en paz con nosotros mismos.
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene

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Cariños y sonrisas