El último de los enemigos de nuestra autoestima, según Walter Riso, es el culto a la modestia que nos llevará a no valorar nuestros éxitos y esfuerzos.
No hablamos de alardear sobre nuestros logros y enrostrárselos a los demás, a lo que nos referimos es al autorreconocimiento del propio potencial, sin excusas ni disculpas.
¿Acaso nos avergüenzan nuestras fortalezas y virtudes?
La humildad nada tiene que ver con los sentimientos de minusvalía o la baja autoestima: el humilde se estima a sí mismo en justa medida.
En “su justa medida”, que significa, ni desmedidamente, ni desconociendo las propias fortalezas.
La virtud no es ignorancia de uno mismo. Si la modestia extrema se interioriza y se incrusta en la mente como un supuesto valor, tendremos dificultad para dejar avanzar nuestras capacidades de manera positiva.
Incluso algunos se sienten culpables o incómodos de ser muy buenos en alguna actividad y desarrollan lo que se conoce como la “falsa modestia”, que es peor, porque implica mentir sobre uno mismo.
Sin vanidad ni egolatría, dejemos que nuestras virtudes sigan su curso: no las disimulemos, disfrutémoslas, saquémosles el jugo, llevémoslas a cabo con pasión, así se notan.
¿Cómo recompensarnos a nosotros mismos si ocultamos nuestros valores?
No hablamos de alardear sobre nuestros logros y enrostrárselos a los demás, a lo que nos referimos es al autorreconocimiento del propio potencial, sin excusas ni disculpas.
¿Acaso nos avergüenzan nuestras fortalezas y virtudes?
La humildad nada tiene que ver con los sentimientos de minusvalía o la baja autoestima: el humilde se estima a sí mismo en justa medida.
En “su justa medida”, que significa, ni desmedidamente, ni desconociendo las propias fortalezas.
La virtud no es ignorancia de uno mismo. Si la modestia extrema se interioriza y se incrusta en la mente como un supuesto valor, tendremos dificultad para dejar avanzar nuestras capacidades de manera positiva.
Incluso algunos se sienten culpables o incómodos de ser muy buenos en alguna actividad y desarrollan lo que se conoce como la “falsa modestia”, que es peor, porque implica mentir sobre uno mismo.
Sin vanidad ni egolatría, dejemos que nuestras virtudes sigan su curso: no las disimulemos, disfrutémoslas, saquémosles el jugo, llevémoslas a cabo con pasión, así se notan.
¿Cómo recompensarnos a nosotros mismos si ocultamos nuestros valores?
Bueno, pero después de todos los enemigos referidos de nuestra autoestima y nuestro desarrollo, la buena noticia es que nuestra esencia no muere; duerme, pero no desaparece.
Sólo nos toca despertarla, remover el cuerpo y el alma para que aflore
¿Y cómo se hace ésto?
Debe fortalecerse la autoestima!!
Veremos como al fortalecer el amor propio y la dignidad, obtendremos esa seguridad que nos permitirá crecer positivamente en todos los aspectos de nuestra vida.
Cariños y sonrisas
Irene
¿Y cómo se hace ésto?
Debe fortalecerse la autoestima!!
Veremos como al fortalecer el amor propio y la dignidad, obtendremos esa seguridad que nos permitirá crecer positivamente en todos los aspectos de nuestra vida.
Cariños y sonrisas
Irene
Muy buem temamuycertero para estos dias
ResponderEliminar