lunes, 4 de julio de 2011

PARA MEDIR A LOS DEMAS, COMPASION

Buenos días, en el medio de la ola polar, mis queridos amigos. Pero, como ustedes saben, todo se acaba y luego vendrá el tiempo más tibio.
Hoy el tema es la compasión. Pero, no como el sentimiento asociado a un sentimiento pasivo de lástima o pena ante la desgracia que nos produce el dolor de otro, sino como  el  entendimiento del estado emocional de otro, y que  con frecuencia está combinada con un deseo de aliviar o reducir su sufrimiento.
He tomado, sobre el tema, un texto de Jorge Bucay, que es un sanador de almas. Y él dice así:
"Ciertamente todo nos confunde. Lo que parece bueno termina perjudicando y lo que aparentaba catastrófico termina arrastrando un beneficio no calculado.
Muchas veces he comentado la importancia de darle a las cosas el valor que tienen pero cuidándose de no hacer de ninguna opinión un juicio inapelable o una verdad absoluta.
De pronto un hecho dramático nos obliga a encontrar una solución creativa que cambia sustancialmente el futuro de nuestra vida. Una y otra vez tenemos la oportunidad de parecernos al protagonista del viejo cuento; el portero del prostíbulo que despedido por analfabeto se transformó por fuerza en carpintero y de allí con su trabajo, tesón y honestidad, en el empresario más exitoso del pueblo. Quedarse sin el puesto que había heredado de su padre, representó para él el pasaporte a una vida mejor.
Pero por supuesto que todo depende también de nuestra actitud frente a los hechos aparente o realmente desgraciados.
Si en lugar de iniciar una acción constructiva nos quedásemos centrados en nuestro lamento; si dedicáramos nuestra energía a buscar un culpable o nos sentáramos en el umbral de casa esperando la caridad de los vecinos o la lástima de todos, las desgracias se quedarán desgracias y los contratiempos se volverán catástrofes.
¿Podremos nosotros despertar definitivamente a una actitud más constructiva?
¿Podremos resolver nuestras dificultades personales ocupándonos verdaderamente de ellas?
¿Podremos encarar los problemas de pareja y familiares interesándonos en lo que le pasa a los que conviven a nuestro lado?
¿Podremos los habitantes de nuestro querido país responsabilizarnos de una vez por todas de los errores cometidos para poder así aprender de ellos?.
Si nos olvidamos de las limitaciones de nuestra mirada, y exageramos vanidosamente nuestra escueta capacidad de análisis de la realidad, terminaremos viendo los hechos según nuestro prejuicio y conveniencia.
El soldado enemigo siempre es un asesino y el nuestro, un héroe. Los demás son testarudos, nosotros tenemos convicciones. El otro es un caprichoso, no como yo que sostengo mis opiniones. Ellos son rencorosos, lo que a mí me pasa es que no puedo olvidar.
Ella es agresiva y destructiva, yo solamente me defiendo. Ellos están locos; nosotros somos originales, diferentes y creativos.
Y que conste que la compasión, no se trata solamente de medir a los demás con la misma vara con la que nos medimos, se trata además de usar una medida flexible y compasiva.
Se trata de evaluarlo todo con una cuota necesaria de suavidad y comprensión. Se trata de no ser tirano ni autoritario, de no juzgar ni condenar apoyado en prejuicios a los que llamamos muchas veces experiencia.
Se trata de construir un mundo mejor, apoyado en la idea de que quizá los que aseguran lo contrario, también tengan razón y quizá yo mismo no la tenga".
Y recuerden que todo amor verdadero es compasión, y todo amor que no sea compasión es egoísmo (en el sentido de compasión, que estamos usando aquí)
Y para terminar, sólo me queda repetir lo que yo les digo siempre: todo depende también de nuestra actitud frente a los hechos (qué parece que lo repiten todos lo que saben "Algo" del tema. Por algo será,¿no?)
Cariños y sonrisas
Irene

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Cariños y sonrisas