martes, 27 de diciembre de 2011

Fin de año y La civilización del amor

Estamos llegando a fin de Año que nos lleva a formular buenos deseos para el año que empieza y estamos transitando la época de  Navidad que nos hace sentir con más amor y deseando paz para toda la humanidad. Y quería encontrar un texto que se adaptara a estos estados de ánimo y me encontré con uno de Juan Pablo II, escrito en el 2003, del que tomé prestado un pedacito para trérselos:
¨... para instaurar la verdadera paz en el mundo, la justicia ha de complementarse con la caridad. El derecho es, ciertamente, el primer camino que se debe tomar para llegar a la paz. Y los pueblos deben ser formados en el respeto de este derecho. Pero no se llegará al final del camino si la justicia no se integra con el amor. A veces, justicia y amor aparentan ser fuerzas antagónicas. Verdaderamente, no son más que las dos caras de una misma realidad, dos dimensiones de la existencia humana que deben completarse mutuamente. Lo confirma la experiencia histórica. Ésta enseña cómo, a menudo, la justicia no consigue liberarse del rencor, del odio e incluso de la crueldad. Por sí sola, la justicia no basta. Más aún, puede llegar a negarse a sí misma, si no se abre a la fuerza más profunda que es el amor.  
Por eso he recordado varias veces a los cristianos y a todas las personas de buena voluntad la necesidad del perdón para solucionar los problemas, tanto de los individuos como de los pueblos. ¡No hay paz sin perdón!¨...Hay que "superar la lógica de la estricta justicia para abrirse también a la del perdón".
"... el amor es el motivo por el cual Dios entra en relación con el hombre. Es también el amor lo que Él espera como respuesta del hombre. Por eso el amor es la forma más alta y más noble de relación de los seres humanos entre sí. El amor debe animar, pues, todos los ámbitos de la vida humana, extendiéndose igualmente al orden internacional. Sólo una humanidad en la que reine la «civilización del amor podrá gozar de una paz auténtica y duradera.
Al principio de un nuevo año deseo recordar a las mujeres y a los hombres de cada lengua, religión y cultura el antiguo principio: «Omnia vincit amor!» (Todo lo vence el amor) ¡Sí, queridos hermanos y hermanas de todas las partes del mundo, al final vencerá el amor! Que cada uno se esfuerce para que esta victoria llegue pronto. A ella, en el fondo, aspira el corazón de todos. Vaticano, 8 de diciembre de 2003".

Creo que sobran mis humildescomentarios  basta con estas palabras que les he traido.
Cariños y sonrisas
Irene




























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Cariños y sonrisas