Esto no quiere decir que vivamos sin ver televisión o sin música.
Lo que sí podemos hacer es apagar por un rato la radio y demás artefactos y deleitarnos con esa tranquilidad.
O podemos ir un ratito a un museo o pasearnos por un jardín solitario y encantarnos con nosotros mismos
También aprendamos a saborear las pequeñas alegrías.
Prestemos atención a los pequeños momentos de felicidad que encontremos cada día. Utilicemos todos nuestros sentidos para apreciar esos regalos de la vida: la sonrisa de un bebé, la brisa en nuestra cara, el olorcito a café y tostadas de la mañana…
Busquemos el nuestro y agradezcamos por esos momentos. No los tomemos como que son sin importancia, aprendamos a verlos y agradecer por ellos.
Y a la noche, antes de dormir, anotemos las cinco cosas más lindas del día: hagámoslo durante 21 días, que es el tiempo que tarda en hacerse un hábito y después automáticamente aprendemos a valorarlos y agradecerlos.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas