Por lo tanto, personalizar consiste en asumir que tenemos la culpa de todo lo que sale mal.
Si pensamos así de forma exagerada, podemos volvernos paranoicos y pensar que no le agradamos a nadie o que no quieren pasar tiempo con nosotros, y que todo pequeño movimiento que realizamos va a decepcionar o a molestar a alguien.
Alguien que está personalizando puede pensar “María no me sonrió esta mañana. Debo haber hecho algo que la molestó”.
Sin embargo, es más probable que María solo haya tenido un mal día o que esté preocupada por algo que le esté pasando y que su estado de ánimo no tuviera nada que ver con nosotros.
Evitemos personalizar y seremos más felices.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas