Cada persona es un mundo y somos el dueño del nuestro.
Centrémonos en nosotros. En nuestra vida!
Envidiando e idealizando la vida del resto lo único que conseguiremos es sentirnos desgraciados
Centrémonos en nosotros. En nuestra vida!
Envidiando e idealizando la vida del resto lo único que conseguiremos es sentirnos desgraciados
La competitividad actual
nos obliga a comparar nuestras acciones y nuestra vida con la de los demás.
La publicidad y los medios
de comunicación también nos ofrecen modelos sociales que nos obligan a estar
continuamente comparándonos con los que nos rodean.
¿Qué debemos hacer ante
estas situaciones en las que nos comparan y nos comparamos con los demás?
- Lo mejor es compararse
con uno mismo. Preguntémonos cómo estábamos el año pasado por estas fechas y cómo
estamos ahora.
- Aprendamos a aceptar las
diferencias personales. Cada persona es única y diferente. Siempre habrá
personas con mejores y peores cualidades que nosotros.
- No nos creamos los mensajes
de perfección que se lanzan a través de los medios de comunicación. Nadie es
perfecto, aunque en los anuncios se nos quiere hacer ver que sí, que existen
personas completas en todos los sentidos.
- Busquemos en nosotros mismos qué
aspectos podemos mejorar y hacer crecer. Seguro que tenemos más de una cualidad
dormidas esperando a salir. Desarrollemos aspectos en los que siempre nos hubiese
gustado hacer algo.
Si nos sentimos bien con nosotros mismos no necesitaremos compararnos
con otros.
Si queremos mejorar nuestra imagen externa, no nos comparemos, tratemos de ser una mejor versión de nosotros mismos.
- Desarrollemos nuestra autoestima
a partir de los propios valores y la propia valía.
- Vivamos bien dentro de nuestra
propia piel. Y planteémonos retos para superarnos, sin mirar a otros.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas