La felicidad es como una linda enfermedad o virus que se propaga a nuestro alrededor. Estar con gente positiva, agradecida, entusiasta, nos contagia bienestar, y nos transmiten esa energía especial, que permite que el día rodeados de ellos, sea más placentero, reconfortante, e inclusive más productivo.
Un estudio realizado por BMJ Group concluye que la felicidad de la gente, depende en gran medida, de la felicidad de las personas con quién se conecta, pudiendo ser inclusive, un fenómeno colectivo.
Por eso, es necesario saber elegir quiénes estarán a nuestro lado, ya que la influencia tanto positiva como negativa, es muy grande.
¿Acaso no resulta agotador estar cerca de personas que lo único que hacen es quejarse, o que cualquier cosa los pone tristes, o que sienten insatisfacción con su vida, transfiriendo esa frustración con actitudes poco pacientes, poco amables y egoístas?.
Estas personas, lamentablemente, no hacen más que tirarnos hacia abajo, porque pareciera que, para ell@s nada es ni demasiado bueno, ni demasiado lindo, ni demasiado justo, ni demasiado prometedor, ni demasiado seguro, etc.
Para esta gente ya sea hacer un viaje, empezar un proyecto, iniciar una relación, armar una fiesta, o elegir un restaurant para ir a cenar, todo se vuelve demasiado complicado y el día pareciera estar lleno de trabas.
Estas cosas no nos ayudan a crecer, a avanzar, en síntesis, no aporta en nada en la vida de alguien que busca como ser feliz.
El agua que no fluye libremente, al estancarse se pone fea, así también sucede con la energía que nos rodea, con las situaciones que se nos presentan.
Pero ¡Ojo! Con lo anterior, no confundamos “negación”, con optimismo.
Tampoco sirve estar con personas negadoras de la realidad, de los problemas, de las piedras que todo camino tiene, ya que la vida está llena de cosas buenas y malas, pero lo importante es cómo nos enfrentamos a esas circunstancias.
Las personas positivas y optimistas, no niegan los problemas, ni una realidad poco placentera, sino que tienen la suficiente seguridad personal, amor propio, para saber que pueden cambiar el curso de las cosas, y transformar un momento triste, doloroso, o un fracaso, en una experiencia que nos hará más sabios, o fuertes para seguir avanzando.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas