Seguimos con el tema de como enfrentar cada día de manera de ser más feliz. Y comentábamos la manera de hacerlo al levantar se y durante el desayuno. Y ahora vamos a ver como hacerlo con la familia y con la demás gente
Con la familia.
- Con los tics que nos molestan (o nos "traumatizaron" en la infancia) de nuestro madre, padre, hermano, etc.
Cada vez que nos moleste una frase, un gesto, una actitud, ampliemos el foco y descubramos qué es lo que quiere decir por detrás de lo literal. Quizás son simplemente pautas aprendidas, vicios de relación que se repiten por inercia.
Pero, detrás de esas pequeñas inercias, ¿hay amor?
¿Creemos que podemos contar con esa persona?
Si es así, agradezcámoslo mucho, dentro y fuera de nosotros. Exterioricémoslo. Démosle un beso, un abrazo, una sonrisa o una frase en la que mostremos interés por la otra persona. Alguien tiene que empezar a romper la pauta de acción-reacción en los malos rollos familiares.
Pronto recibiremos el agradecimiento de la otra persona por no haber hecho más grande la bola de la mala vibra que nos lanzó. Y, así, la relación se irá saneando y nosotros cada vez nos sentiremos más confortable y felices en familia.
Cuando nos relacionamos con los demás.
- Con los funcionarios que nos ponen inconvenientes a cualquier cosa que tengamos que realizar.
Hay personas que parecen disfrutar poniendo impedimentos a cualquier cosa que tengamos que hacer, como si tuvieran un radar especial para prever las dificultades o, en su caso, inventarlas. Y lo fácil es reaccionar con mal humor, lo cual no suele obtener muy buenos resultados ni mucho menos potenciar nuestra felicidad. Tengamos paciencia, mantengamos el tono de voz suave y, si es posible, sonriamos con sinceridad: centremos nuestra atención en las posibles soluciones (aunque ella se esté centrando en los problemas) y dirijámonos a esa persona como si fuera nuestra colaboradora, para conseguir algo de ellas. Hagamos de espejo de su sensibilidad y su buen corazón, que seguro que los tiene (aunque sus condiciones quizás no son las mejores para manifestarlas) y confiemos en que vamos a resolver el problema de la mejor manera posible. Si su responsabilidad es limitada, busca otras personas con más capacidad de decisión. Y confiemos en que, cualquiera que sea el resultado, nos va a llevar a buen puerto.
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene
Con la familia.
- Con los tics que nos molestan (o nos "traumatizaron" en la infancia) de nuestro madre, padre, hermano, etc.
Cada vez que nos moleste una frase, un gesto, una actitud, ampliemos el foco y descubramos qué es lo que quiere decir por detrás de lo literal. Quizás son simplemente pautas aprendidas, vicios de relación que se repiten por inercia.
Pero, detrás de esas pequeñas inercias, ¿hay amor?
¿Creemos que podemos contar con esa persona?
Si es así, agradezcámoslo mucho, dentro y fuera de nosotros. Exterioricémoslo. Démosle un beso, un abrazo, una sonrisa o una frase en la que mostremos interés por la otra persona. Alguien tiene que empezar a romper la pauta de acción-reacción en los malos rollos familiares.
Pronto recibiremos el agradecimiento de la otra persona por no haber hecho más grande la bola de la mala vibra que nos lanzó. Y, así, la relación se irá saneando y nosotros cada vez nos sentiremos más confortable y felices en familia.
Cuando nos relacionamos con los demás.
- Con los funcionarios que nos ponen inconvenientes a cualquier cosa que tengamos que realizar.
Hay personas que parecen disfrutar poniendo impedimentos a cualquier cosa que tengamos que hacer, como si tuvieran un radar especial para prever las dificultades o, en su caso, inventarlas. Y lo fácil es reaccionar con mal humor, lo cual no suele obtener muy buenos resultados ni mucho menos potenciar nuestra felicidad. Tengamos paciencia, mantengamos el tono de voz suave y, si es posible, sonriamos con sinceridad: centremos nuestra atención en las posibles soluciones (aunque ella se esté centrando en los problemas) y dirijámonos a esa persona como si fuera nuestra colaboradora, para conseguir algo de ellas. Hagamos de espejo de su sensibilidad y su buen corazón, que seguro que los tiene (aunque sus condiciones quizás no son las mejores para manifestarlas) y confiemos en que vamos a resolver el problema de la mejor manera posible. Si su responsabilidad es limitada, busca otras personas con más capacidad de decisión. Y confiemos en que, cualquiera que sea el resultado, nos va a llevar a buen puerto.
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene
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Todo me alienta para seguir buscando y compartiendo artículos que nos hagan sentir mejor y con mayor bienestar psicológico.
Cariños y sonrisas