martes, 14 de diciembre de 2010

Libertad, Autonomía y Responsabilidad

Hoy quiero hablarles de un tema, que en realidad son tres: libertad, autonomía y  responsabilidad que están muy unidas.
Usamos la palabra libertad en muchas ocasiones:

- "Mis padres no me dan libertad".
- "Háblame con toda libertad".
- "Necesito más libertad".
- "Tienen demasiada libertad".
- "La independencia económica da la libertad".
- "El delincuente ha sido puesto en libertad"...
Solemos considerar la libertad como la posibilidad de actuar según la propia voluntad. Normalmente, quiere esto decir que nadie se opone a que actuemos del modo en que lo hacemos.En este sentido, la libertad se define como algo negativo, es decir, como ausencia de algo. Es el sentido que se deriva de frases como esta: "puedes irte, nadie te lo impide, eres libre".
Pero la libertad, ¿es nada más que eso? Muchos pensadores definen un segundo sentido de libertad, positivo, que es el de libertad para hacer esto o aquello.
Parece lo mismo a simple vista, pero, en realidad no lo es. La libertad, en sentido positivo, es libertad de elección. Pero no somos libres de elegir cuando no conocemos las posibles consecuencias de aquello que elegimos. Tampoco elegimos libremente cuando nos dejamos llevar por el miedo, la moda, las costumbres o los caprichos en nuestras elecciones.
Podemos afirmar, a partir de la consideración de estos dos tipos de libertad que hemos citado, que la libertad consiste en la combinación de la autonomía y la responsabilidad.
Autonomía: Autónomo es todo aquél que decide conscientemente qué reglas son las que van a guiar su comportamiento. Considerar la propia libertad como autonomía implica, por tanto, considerarla no sólo en su sentido negativo de falta de coacción -nadie me impone las reglas desde el exterior-, sino también en su sentido positivo -sé lo que hago, no me dejo llevar por la rutina, la costumbre, el capricho, lo bien visto o la imagen que me gustaría dar ante los demás-.
Tener autonomía quiere decir ser capaz de hacer lo que uno cree que se debe hacer, pero no sólo eso. También significa ser capaz de analizar lo que creemos que debemos hacer y considerar si de verdad debe hacerse o si nos estamos engañando. Somos autónomos cuando somos razonables y consideramos qué debemos hacer con todos los datos a nuestra disposición. Dicho de otro modo: somos verdaderamente autónomos cuando usamos nuestra conciencia moral.
Precisamente cuando hacemos esto, nos fijamos en la conexión causal entre las acciones y los efectos que producen. La conciencia de esa conexión nos lleva al concepto de responsabilidad. Sólo cuando somos libres en el sentido positivo de la palabra -es decir, autónomos, conscientes-, nos damos cuenta de la repercusión de nuestras acciones y podemos ser responsables.
La responsabilidad tiene dos vertientes: podemos exigirla y podemos tenerla.
En el primer sentido, la autonomía que suponemos a lo demás seres humanos nos permite suponer que tienen conciencia y, en consecuencia, saben lo que hacen y pueden comprender las consecuencias que provoca, son responsables de ello. Si, en cambio, por algo nos parece que no están actuando consciente y autónomamente, no solemos considerarlos responsables.
En el segundo sentido, somos responsables de aquello que hemos hecho por propia voluntad, sabiendo lo que podía pasar si lo hacíamos. A medida que crecemos y somos capaces de entender como funciona el mundo, entendemos mejor las consecuencias de nuestras acciones y, por tanto, nos sabemos responsables de las mismas.
Por lo tanto, somos responsables de todo lo que nos pasa, porque todo lo debemos hacer con libertad y autonomía y por lo tanto (valga la redundancia) somos responsables cuando decidimos ser felices y elegimos cada acto y cada pensamiento de nuestra vida. 
Hoy he estado un poco densa, pero el tema nos demuestras como somos responsables de nuestra felicidad,debemos pasar de víctimas a protagonistas.
Hasta mañana y cariños y sonrisas 
Irene
 

1 comentario:

  1. Es realmente un tema de mucha reflexion y de trabajar arduamente en el interior de mi persona para aceptar que soy un ser humano capaz de llegar a la verdadera responsabilidad de mi libertad, gracias IRENE una gran abrazo.

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Gracias por tu comentario.
Todo me alienta para seguir buscando y compartiendo artículos que nos hagan sentir mejor y con mayor bienestar psicológico.
Cariños y sonrisas