viernes, 10 de febrero de 2012

Aprender a disfrutar del presente.

Como ustedes bien saben, la mente suele estar  siempre enredada en una charla consigo misma sobre hechos que ya fueron o que serán. Pero la vida transcurre aquí y ahora. Si nos sentimos ansiosos es porque centramos la atención en el futuro, y si sufrimos melancolía, es que estamos analizando el pasado. En el aquí y ahora, sin embargo, sentimos paz. ¿Cómo potenciar esa sensación?
Observemos:  La mente se deja llevar por patrones de pensamiento y creencias muy arraigados. La próxima vez que nos metamos en una de esas “espirales”, procuremos observarnos a nosotros mismos desde fuera, como si estuvieramos viendo una película. Al no identificarnos con nuestra propia cháchara mental, nos convertimos en testigo de nuestros pensamientos. Y, aunque dure solo unos segundos, nos daremos cuenta de que no tenemos por qué dejarnos arrastrar más por ellos.
Ya lo pensaremos. Si nuestra atención suele estar puesta en el futuro, hagamos el propósito no alimentar los pensamientos catastrofistas (¿cómo podemos saber lo que va a ocurrir?). Anotemos las cosas por hacer en lugar de dar vueltas en la cama pensando en ellas, planifiquemos para tener más tiempo libre cuando la agenda nos ahogue... En definitiva, aprendamos a sacar de la cabeza aquello que nos produce estrés y que noa acaba sacando del aquí y ahora.
Sin mirar atrás. El pasado puede convertirse en un agujero negro por el que se escapa nuestra energía. Aprendamos a distinguir si pensar en algo que ya sucedió nos hace bien o no. Por ejemplo, si sentimos que hay algún asunto no resuelto que nos ata al pasado podría ayudarnos acudir a una terapia. Tengamos presente que cultivar la nostalgia o perder nuestro tiempo en lamentaciones son excusas para no seguir avanzando.
No a la rutina. Es la enemiga del presente. Nos adormece y nos pone en “modo automático”. Busquemos la forma de introducir cambios, aunque sea en cosas tan pequeñas como cambiar los muebles de sitio, probar recetas nuevas o dejar de ir de vacaciones siempre al mismo sitio. La incertidumbre es el combustible que agudiza los sentidos y permite que la mente esté más presente, despierta y activa.
Relax. La clave para vivir en el ahora está en no engancharse de los pensamientos, que siempre están en otro sitio. Para lograrlo, recurramos a una actividad que nos relaje. Intentemos ser como los niños y vivamos a tope cada instante. También nos ayudará prestar atención a nuestro cuerpo, vuelvamos a conectarnos con él, a sentirlo. Pensemos, ¿estamos tensos o relajados? ¿Nos duele algo? ¿Por qué? Por ejemplo, si nos arde el estómago, reflexiona sobre si estamos pensando en algo que nos hace sentir nerviosos.
Acuérdense que un nuy alto porcentaje de enfermedades son de origen psicosomático.
Relajense y empicen ya mismo.
Hasta mañana. Cariños y sonrisas
Irene



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Cariños y sonrisas