sábado, 4 de febrero de 2012

La Importancia del Optimismo


La importancia del optimismo, de la que hemos hablado muchas veces, ha sido demostrada, por ejemplo, a partir de pruebas efectuadas por el psicólogo C.R. Snyder de la Universidad de Kansas, entre alumnos universitarios de Estados Unidos. En ese estudio se concluyó que el rendimiento académico universitario de un alumno depende más de la actitud de éste que de su Coeficiente Intelectual (C.I.). Así, vieron que unos buenos resultados académicos eran obtenidos más por alumnos con una actitud positiva y optimista (evaluados a través de test especiales) que por alumnos con buenas notas.
Goleman añade que el optimismo y la esperanza impiden caer en la apatía, la desesperación o la depresión frente a las adversidades. Los pesimistas consideran que los contratiempos constituyen algo irremediable y reaccionan ante la adversidad asumiendo que no hay nada que ellos puedan hacer para que las cosas salgan mejor y, por tanto, no hacen nada para cambiar el problema. Los pesimistas y pusilánimes deberían tener en cuenta que esa actitud no es algo con lo que se nace y por lo que no se puede hacer nada, sino que es una actitud que podemos cambiar a cualquier edad. Uno mismo es responsable de sus propias actitudes y, aunque puede no ser fácil, pueden cambiarse y uno debe estar siempre dispuesto a mejorarse a sí mismo.
Los principios de la "Inteligencia Emocional" pueden sintetizarse en los siguientes cinco puntos, dados por los psicólogos estadounidenses Elias, Tobias y Friedlander:
1. Sea consciente de sus propios sentimientos y de los sentimientos de los demás.
2. Muestre empatía y comprenda los puntos de vista de los demás.
3. Haga frente de forma positiva a los impulsos emocionales y de conducta y regúlelos.
4. Plantéese objetivos positivos y trace planes para alcanzarlos.
5. Utilice las dotes sociales positivas a la hora de relacionarse.
El primer punto es quizás el más importante. Se basa en ser consciente de lo que sentimos y de buscar el porqué de ese sentimiento. De hecho, como dicen esos autores, "muchos niños que tienen problemas de conducta también los tienen a la hora de calificar adecuadamente sus sentimientos: Confunden enfadado con furioso, irritado con triste, orgulloso con satisfecho, y muchos otros". Aunque su enfoque es la infancia, el mensaje se puede extrapolar a cualquier edad.
Creo que después de todos estos comentarios de psicólogos tan estudiosos, no nos quedan dudas de que realmente vale la pena ser optimista...
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene


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Cariños y sonrisas